Escuchando el sonido,
me dejo llevar,
como un hombre perdido,
que quiere escapar.
Reconocer que he perecido.
de vuelta me describo,
sin alma aquí te recibo,
Olvidado en el olvido.
He muerto millones de veces,
vuelto a renacer otras tantas,
y en cada una de ellas, me acompañaba,
sedienta, hambrienta de almas.
Tan hermosa y curiosa,
lejana a la soledad,
un mundo entero por crear,
un dolor eterno que perdurara.
Pero la oscuridad creció,
y allí se quedo mirando,
lo que nunca pudo ser,
un mundo destruido del cual pretender.
Amanece nuevamente,
y veo el despertar,
de un muerto que no quiere resucitar,
no hay mas por lo que luchar.
Aquí entierro mis palabras,
en un triste agujero muero,
y sera mi alma la que lleven al cielo,
mirando este hermoso entierro.
En donde mirare las estrellas al pasar,
y veras que en una noche eterna,
todo puede pasar.